Cualquiera puede preguntarse legítimamente (como yo lo he hecho muchas veces en su momento) si una relación del tipo Machista y Patrialcal no significa una negación de la libertad de la mujer. Una negación, también, de sus más elementales derechos.
Desde mi humilde perspectiva afirmo rotundamente que no es así. Que por el contrario, la mujer tiene quizás la forma más elevada de libertad al decidir por sí misma entregarse a un Hombre para que la sostenga, la guíe, la proteja y la eduque. No creo que exista un acto de mayor libertad que decidir entregar su propia libertad a otra persona.
Nadie obliga a la mujer a elegir este tipo de vida ni tampoco a entregarse por completo a un Hombre. Por supuesto, no voy a negar que sí existen casos en que la mujer se encuentra con un cuadro totalmente diferente al que imaginó antes de casarse o de formalizar una relación de pareja. Puede ocurrir que la mujer no haya podido descubrir la verdadera personalidad del Hombre al que se ha unido hasta que ya es tarde. Pero no me refiero a estas situaciones que me resultan verdaderamente penosas y repudiables.
Yo me refiero a las mujeres que, como yo misma, comenzamos por reconocernos inferiores a los Hombres y por lo tanto, concientes de que si no nos sometemos a su voluntad y a sus reglas, nuestra vida será un eterno divagar por la nada y seguramente terminaremos realmente mal en todo sentido.
Al admitir nuestra natural y ancestral inferioridad, estamos dando el paso más importante hacia nuestra propia felicidad y hacia el mantenimiento del orden Machista al que, lejos de considerarlo pernicioso como la cultura actual lo califica, apoyamos y alentamos con entusiasmo y convencimiento.
Por otra parte todos sabemos que no existe jamás la libertad absoluta. Tenemos todo tipo de condicionantes sociales y culturales que limitan las libertades individuales y las aceptamos como naturales. Es más, la mayoría de las veces ni notamos esos limitantes y sin embargo nos decimos "libres"...
La libertad, en su esencia, no es otra cosa que la posibilidad de elegir, de decidir entre las opciones que la vida nos va poniendo por delante en nuestro camino. Y qué mayor acto de libertad puede existir que decidir por sí misma entregarse al Hombre que considera que la conducirá y la apoyará para ser mejor mujer y mejor ser humano...
La mujer Machista, al momento de decidir, tiene de antemano algunas cosas claras:
Que es inferior a su Hombre y a todos los Hombres.
Que deberá aceptar el orden y las directivas de su Hombre.
Que deberá ser humilde y sumisa.
Que deberá servirlo con esmero y sin reticencias.
Que no debe discutir las ordenes o decisiones del Hombre.
Que, por supuesto, no será admisible jamás la desobediencia.
Que la aceptación es esencial para ser feliz y para hacer felices a quienes la rodean.
Que las reglas de convivencia y de mantenimiento del hogar las impone el Hombre.
Que las decisiones finales en todos los aspectos, inclusive en los asuntos "netamente femeninos", las toma el Hombre.
Que no debe guardar ningún secreto para con el Hombre, para lo cual renunciará a todo tipo de intimidad.
Que puede dar su opinión siempre y cuando el Hombre se la pida, lo que no significa que en la decisión final sobre cualquier tema, se tenga en cuenta lo que la mujer haya dicho.
Y muchos otros detalles que se irán detallando durante el desarrollo de este blog, lo que no significa que sean cuestiones menos importantes que las que he detallado ahora...
Como he dicho, la mujer tiene que tener muy en claro todos estos ítems al momento de decidir vivir con un Hombre, con el Macho al que convertirá en el centro y el motivo de su vida futura. Es allí donde se ejerce el mayor acto de libertad, que es entregar la propia libertad a quien deseamos.
En muchos casos suelen existir "negociaciones" previas a la unión, como también otras que se pueden pactar cada determinado tiempo. En esas "negociaciones" se discute abiertamente la forma en que se desarrollará la relación hasta el nuevo acuerdo. Pueden modificarse algunos detalles de acuerdo a las necesidades del Hombre o de la mujer. Pero una vez que se llega a un acuerdo, las condiciones deben cumplirse estrictamente por ambas partes hasta que venza el plazo preestablecido.
Por lo tanto, no sólo la mujer ejerce ampliamente su libertad desde el comienzo de la relación, sino que luego tendrá la oportunidad de reafirmar su sumisión, de modificarla o inclusive de terminar con dicha relación, siempre con absoluta libertad.
Tal vez haya Hombres que encuentren esto como algo fuera de lugar y ridículo, sólo digno de una mujer, pero les aseguro que es una muy buena manera de preservar y hacer crecer los lazos de amor basados en un Machismo sano y que se fortalece constantemente.